En esta entrada reflexionaremos a cerca de Origen y el artículo Ante la imagen de los demás:
pornografía de la muerte y producción cultural en el contexto digital, escrito por Eva Navarro.
La fotografía y el vídeo son armas del siglo XXI. Se puede crear un contenido inédito, pero al final, el emisor y el receptor son el creador del negativo. Desde el "click" de la cámara, se puede manipular la imagen real, creando reinterpretaciones de esa fotografía.
Actualmente, la gente con acceso a internet, cuenta con material necesario para consumir contenidos de distinta índole, en los que se incluye la violencia, la guerra, la tortura, etc. Como señala Eva Navarro, estamos expuestos a un "gran escaparate, en el que las fronteras entre público y privado, y entre la dignidad de los sujetos representados y su conversión en objetos queda totalmente abolida".
En Origen encontramos escenas violentas, pero al saber que son ficticias, reaccionamos como si fuera algo cotidiano y normal. Un abrazo, salvando las distancias, se ve igual de natural que una escena violenta, ya no impacta de la misma manera que podría impactar siglos atrás.
Para nosotros no muestra literalmente la pornografía de la muerte, ya que no muestra imágenes reales. Si nos centramos en el porno, como producto de consumo de películas y acciones ficticias, en este caso Origen sí que representa la pornografía. Muestra acciones violentas, a las cuales el espectador no muestra rechazo, e incluso le gustan.
Para nosotros no muestra literalmente la pornografía de la muerte, ya que no muestra imágenes reales. Si nos centramos en el porno, como producto de consumo de películas y acciones ficticias, en este caso Origen sí que representa la pornografía. Muestra acciones violentas, a las cuales el espectador no muestra rechazo, e incluso le gustan.
A lo largo de la historia de la cultura se ha realizado arte que representa la violencia. Artistas como Goya, el Bosco, Botero o Picasso, han representado imágenes violentas, consideradas como arte. En este caso es ficción, pero la polémica viene cuando las fotografías reales se consideran arte. Las fotografías se exponen bajo dos pilares: la libertad de expresión y su "carácter pedagógico" (Navarro, 2013).
Podemos considerar estas obras como arte; pero no se delimita hasta qué punto la muerte y el sufrimiento real, son consideras arte. ¿La ficción supera a la realidad, o la realidad supera la ficción?